martes, 3 de mayo de 2011






En el México que veo se respiran dos tipos de aire, el aire lleno de sangre y pesimismo y el otro lleno de una confianza pura en que todo se pondrá mejor si hay un cambio. La violencia no se termina si nosotros no le ponemos fin desde nuestro interior, es entonces una lucha interna.
Hace unas semanas cientos de personas (no puedo decir que eran miles) marcharon del Palacio de Bellas Artes al Zócalo de la ciudad para protestar contra la violencia en el país. Ese día marché junto con mis amigas, el ambiente me pareció de confusión, entre electricistas en plantón y los que marchaban por la paz todo era un caos, comprendí en ese momento que cada quien tiene su propia batalla, donde por muy doloroso que sea y suene aún no podemos voltear a ver la situación de otros.

En la plancha del zócalo fotógrafos, personas con veladoras y flores, algunos artistas haciendo performance, el suelo pintado de rojo, otros grabando para algún reportaje, escuchando los discursos, todos en su papel. Un minuto de silencio y después la puesta de la ofrenda.

He ahí donde no entendí a los fotógrafos, es ahí donde me indigné y guardé mi distancia, era imposible llegar y poner una flor, una veladora o alguna carta en el asta bandera del centro de la ciudad. Arremolinados queriendo sacar la mejor toma, ¿pero, de qué o quién si no había nada? ¿por qué el fotógrafo se empeñaba en tener algo que no existe y no deja que pase? pensé en este afán por tener la primera foto, la más emotiva: La que mejor venda.

¿Realmente como fotógrafos estamos preparados para ver o solo parece que vemos? Realmente me sentí triste, estoy acostumbrada en mi manera de ver el mundo, a eso exactamente a "verlo", palparlo, dejar que sea y se muestre, así retratarlo, quedar con un cachito del él, capturarlo y así otros lo vean, me gusta "ver para otros".

Me pareció un chiste, estoy de acuerdo en que la toma la obtienes si te arriesgas, en que la busques, pero también en dejar que las cosas sucedan y dejar que la gente se manifieste ¿de qué sirve una toma de dos veladoras con personas que luchan por poner una ofrenda porque los mismos fotógrafos no dejan que se realice? ¿tiene algún sentido? ¿fuimos consientes del suceso? Una marcha contra la violencia en medio de empujones por la mejor foto ¡no, no y no! así no funciona, al menos para mí.

Es por eso que no tomé fotos de la ofrenda y he aquí mi pensamiento:

Nos encontramos sostenidos por las manos de personas que ya no están y lucharon o solo murieron por las circunstancias de violencia como víctimas, pero también está sostenido por la gente que confía en si misma y en los otros (el mundo), esos sujetos que cada día buscan ser quienes son, encontrarse y sostenerse con lo que hay y con lo que hacen, este mundo se sostiene al abrir bien los ojos y las manos para ver y hacer, no de voltear y hacer que no pasa nada.

Este mundo y este país está sostenido por las personas que ofrendan su vida a lo que más aman y así le dan vuelta a la rueda, ojo, no hablo de la felicidad constante sino de la felicidad en lo que haces y así seguir viviendo, no en resistencia, es más bien la búsqueda y encuentro de un mundo que realmente te valga la pena y dejar que valga la pena.